El hombre confunde
progreso con evolución, prioriza la avidez ramplona del materialismo, por sobre
los imponderables de lo sobrenatural, que solo contiene la esencia espiritual.
Le otorga prioridad al
proceso egoísta de ese permanente bienestar del interés
personal y no valora la importancia fundamental del crecimiento de su gnosis,
que es en definitiva es lo que le ofrece mayor beneficio a su pertinente y
relativa humanidad.
La Memoria, ese contenido extraordinario que orienta a todos los seres
vivos.
Cuando a los sujetos inestables e inseguros los atrapa ese virus del
“hazmerreír”, los sanos enfermos, la esgrimen o manipulan a lo largo de su
existencia, según sus intereses o conveniencias.
Quizás los más confiables terminen siendo, los qué sorprendidos por el
“alzheimer”, quienes con seguridad no estén dando y diciendo con su escasa
memoria, la verdad de lo que paso.
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