lunes, 6 de diciembre de 2010

SENTIR SABOR

La lengua no la tengo, solo para chupar, la sustancia que la compone, tiene firme constitución, si está deja de ser clara y convincente, se pierde todo valor y es la única que tengo, para sentir el sabor.
Dios mediante, puedo expresar que sobre gustos no hay nada escrito, por lo tanto a nadie tiene que molestar, ya que cada uno esta parodia, la puede tomar, con la gana que se le da.  
Depende de cómo el ser se siente, debe saber tributar, el mejor y adecuado sitio que bien sostenga a su voluminoso y postrero caudal.
Si pretende ponerlo en un banco, piense como inventar, si es posible un buen respaldo, pues lo va a necesitar, el mármol es frió y duro y confortable no ha de ser, por más bien que le resulte, siempre le hará doler.
Si lo coloca sobre un hogar, cuidado con el tizón, no haga cosas de negros, que sin garantía y sin aval, a más de un chulo hicieron sonar.
Si es jugador empedernido y se cree un ganador, cuidado con apostar, los pronósticos muchas veces fallan y diarrea le puede agarrar.
Si pretende sentirse seguro y resguardado, en un retrete se debe afirmar, es el ideal adecuado que permite evacuar, cualquier indicio de duda que provoque malestar, cuanto más reforzado, mas garantía puede brindar, mantiene el crédito abierto y permite recular, si está purgando una culpa, en él se puede desahogar, es el mejor y más reservado en el cual se puede confiar.
Quisiera  poder borrar y escribir sin ironía, pero por culpa de la vertiente, la sopa se derramó, resultado vivo caliente, por esta situación y cansado de discusiones, esta es la forma que yo le doy.

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