sábado, 13 de noviembre de 2010

DEJAR DE CONSIDERARSE

Las aves fueron concebidas para ser libres
y todos los cielos surcar, su armonioso canto
es el que debemos interpretar,
llega a todos los confines
y sin egoísmo suena a todos por igual,
este es el ejemplo que las aves nos dan.
Abramos nuestros corazones
y dejemos surgir el cantar,
si el canto es firme y sincero
las fronteras derribara, es el aleluya melodioso
que anuncia la libertad.

De las innumerables especies que el planeta alberga,
el hombre ha sido facultado para crear, comprender y compartir.
Dotado de inteligencia tiene el privilegio de expresar sus sueños, más la facultad para hacerlos realidad, a través del ejercicio real de la concepción de su propio ideal.

En la suma de individualidades
se pueden encontrar ideales
coincidentes y/o contradictorios,
todos indispensables y necesarios
para la evolución de las especies.
Los que sueñan con fama o éxito
a través de ideales súper personalizados
son buscadores fanáticos de la adulación,
hacen palidecer la belleza y niegan a la virtud
como esencial temperamento creador,
su mísera visión de talento
estimula a su miopía mental a permanecer
al servicio de la mediocridad y la mezquindad,
son mendigos espirituales necesitados de moral,
componen una clase social irresponsable
que busca solamente climas propicios para sus quimeras.

El arte, la ciencia y todo lo proveniente de la capacidad
imaginativa, son atributos de la obra original del supremo,
quien dispuso la inteligencia como base fundamental
para el desarrollo de la evolución,
otorgándole a las mentes de sano juicio
el privilegio de conservar y mejorar su obra
para el bienestar de toda la humanidad
y no como provecho de usufructo o interés personal.

Antes de impulsar a la creación de un ideal,
se deberá asegurar de la orientación
y de la formación que se le dará,
ya que solo con la imaginación
no se podrá establecerlo libremente,
si no existe en la disposición del genio,
la sabia inspiración de educarlo y darle el estímulo vital
para que este  pueda lograr la propia emancipación
y llegue a concebirse como tal, a disposición
del perfeccionamiento humano.

El insaciable que sé súper-auto-admira por su presunta identidad es solo un cuerpo  anodino, ingrato y codicioso sin independencia y sin libertad, que solamente pretende lucrar con el producto o la ingeniosidad del espíritu creador al solo efecto de saciar su excentricidad, forma parte como elemento materialista y egoísta, mal educado, bajo la ambigüedad del lema del sentido común.

El que no posee espíritu creativo está condenado a permanecer en la penumbra, como substancia amorfa, sin poder apreciar la sublime y maravillosa existencia de la vida, permanecerá subordinado a los usos y costumbres del sistema dominante, sin valores, sin proyectos, adaptándose a lo rutinario, sin poder advertir que solamente en la propia capacidad, está la tan ansiada liberación. subsistirá y vegetará bajo el predominio de los hábitos, se caracteriza como un ser relativo para disfrutar de la mediocridad material, frenando el origen de su esencia, para que esta no conciba e instaure un ideal de libertad.


El ser debe dejar de considerarse para pasar a ser de hecho, lo que él, por propia vocación considera que es.

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