miércoles, 27 de octubre de 2010

EL DUEÑO ABSOUTO

Cuenta la historia, que cierto día en la tierra se quiso saber quien era el dueño más antiguo de tan mentado lugar, si te cuento lo sucedido es para no creer, se anotaron de a montones al grito de, soy yo, soy yo, soy yo... había de todos los colores, razas y religiones, todos grandes actores que cumplían a la perfección con el papel asignado con muchísimo fervor podían apoderarse de todo, por eso tanta emoción, por nombrar a algunos de ellos, solo hago mención que ostentaban con sus títulos el derecho al galardón. Eran ricos y famosos, genios y talentosos, creyentes y poderosos, según cada uno de ellos ninguno escrupuloso, ni falaz, ni mentiroso, todos buenos y sinceros, educados, respetuosos, solidarios, generosos y muchísimos os más.
Se abrió el debate y comenzó la discusión, no hubo entendimiento era toda confusión, todos ya sabían que  “ a río revuelto, ganancia de pescador “.
Las frases más comunes se comenzaron a repetir; nada de lo que poseo robando lo conseguí; Todo lo que tengo un buen tío me lo dono; El que tío no tenía, con trabajo y sacrificio dijo que lo logró.
Un terrateniente sonreía y entre dientes  decía: cuento con el máximo aval para poder demostrar que la tierra es sola mía.
Un militar de buen oído, lo alcanzó a escuchar y con voz de mando proclamó; A quien tiene la mayor fuerza y más sangre derramó la tierra le pertenece y luciendo sus medallas firme se plantó.
Un político con suma destreza a todos quiso engrupir, valiéndose de la democracia en una enorme urna, de uno en uno los quiso dormir.
Todos los colegiados se asociaron y ninguno quiso mostrar lo que a ellos competía, pues pactado tenían por si la praxis salía mal, un mutuo consentimiento llamado secreto profesional.
Una gran dama sacando pecho fue la única que exhibió que virtudes poseía para defender su posición y con gran elegancia advirtió, que puntos no le faltaban para lograr más aval, quiso aprovechar la dote y con el juego acabar.
Al escuchar la palabra juego un soberbio deportista la parada copó, olvidó su modesta cuna y de como a la fama saltó ya nada le importaba, solo ser el ganador.
Un machista a todo esto solo atinó a decir, a mi no me hagan trampa ya que por mi figura y estampa y mi porte de barón ella a mí me pertenece y escondido detrás de un biombo, el muy macho se masturbó.
Un brujo haciendo piruetas medio loco se volvió, pensó que la controlaba  y más loco terminó y entre macumba y macumba con su propia sangre se envenenó.
Un ungido hacia el cielo su mirada dirigió, hizo un pícaro guiño y luego se persignó.
Uno que en nombre de la masa dijo ser su portavoz, queriendo participar aun no teniendo nada, también dueño se creyó.
De pronto una torrencial lluvia se desató, fue una advertencia y todo lo inundó, muy pocos se salvaron porque Noé fue previsor y el arca construyó.
Más aun los que quedaron continuaron con el metejón de ser dueños exclusivos de tan vapuleada región.
No hubo cuarto intermedio, no medro la cordura, mucho menos la razón, todo la pretendían, los cegaba la ambición, no querían poner freno y la contienda continuó.
Se expandió con tanto ardor que un gran fuego desató, comenzó un desbastador incendio que a las brazas cocinó, y a muchos de los tozudos a cenizas los pasó.
Los pocos que quedaron con esto no escarmentaron y por el árido suelo más aun se trenzaron en una gran y feroz batalla en desmedro de la razón, quedaron todos perplejos cuando un gran hongo se formó, comenzaron las plegarias y pidieron compasión, pero ya era muy tarde, una cegadora luz los envolvió, seguido de un gran estruendo la tierra tembló y tembló, se abrió en mil pedazos y a todos se los tragó.
He de aqui que el dueño absoluto en él tiempo depositó todos los valores de su propia creación, solamente debían ser bien entendidos y compartidos, pero la bestia los invirtió.

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